"Siento bronca e impotencia". La Presidenta sintetizó lo que sintieron los argentinos ayer a la mañana. Fue un "déjà vu", esa rara sensación que tenemos cuando creemos estar reviviendo, otra vez, un episodio exactamente igual.
Un accidente casi idéntico, en el mismo ferrocarril aunque con muchos muertos menos. Ya no se trataba de una concesión privada; ahora lo administraba también el Estado. Ya no está el malo de Jaime; está Randazzo. Mucho ha cambiado y las escenas son casi idénticas. La tragedia ha dejado en claro que el transporte tiene más importancia de la que se le viene dando, porque transporta vidas.
Lo que sigue igual es la miseria de los que pensaron que el accidente fue provocado. También se mantiene la necesidad de culpar a los medios porque reaccionaron dándole más o menos valor a la noticia. Una pena contar con dirigentes y funcionarios de un nivel tan pequeño ante situaciones tan graves. Da bronca la impotencia.